¿Te Sienta Mal Tomar Lácteos?

Fecha de actualización: 03-Mar-2024 

Si luego de tomar leche, comer quesos, yogures, helados y otros derivados lácteos, sientes pesadez, hinchazón u otros malestares, muy probablemente se debe a una alteración digestiva conocida como intolerancia a la lactosa, un azúcar presente en estos productos. A continuación, te mostramos los aspectos más destacados de esta común condición.

 

TE SIENTA MAL TOMAR LACTEOS

 

 

1. ¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa se caracteriza por la aparición de síntomas digestivos como consecuencia de la indigestión de la lactosa, principal azúcar de la leche, a partir del consumo de productos lácteos. Para ser digerida, la lactosa presente en los derivados lácteos requiere de la presencia de una enzima conocida como lactasa, normalmente producida por el intestino, la cual hace que la lactosa (degradada en ácido láctico) sea asimilable por el tubo digestivo.

Sin embargo, si tu cuerpo produce una cantidad insuficiente de lactasa, o no la produce en lo absoluto, la lactosa no se digiere por completo y llega al colon (intestino grueso) donde las bacterias que allí se encuentran la fermentan.

Este proceso provoca la producción de gases (hidrógeno, dióxido de carbono y metano) en el intestino grueso provocando la aparición de los indeseables síntomas digestivos, incluyendo flatulencias, dolor, hinchazón, náuseas y diarrea.

Estos problemas digestivos suelen aparecer entre 15 minutos y 4 horas (a veces hasta 24 horas) después de tomar bebidas lácteas, ya sea un vaso de leche fresca, leche entera o semidesnatada, incluida la leche en polvo, leche de cabra o leche materna, pero a veces basta con un simple chocolate con leche o productos ingeridos que contengan lactosa, como quesos (frescos, añejos o duros), yogures industriales, helados, ciertos embutidos y hasta determinados fármacos que utilizan la lactosa como excipiente.

Actualmente, la tasa de prevalencia de la intolerancia a la lactosa se estima en un 70% en la población mundial. De 50 a 80% de la población de América del Sur, de 60 a 80% en África y alrededor del 90% en Asia. La intolerancia a la lactosa es, por tanto, “normal” a escala mundial, pero minoritaria en Europa, donde, las personas intolerantes a la lactosa representan aproximadamente el 40% de la población.

 

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2. ¿Se puede tratar la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa no se trata como tal. El manejo de los pacientes que padecen esta condición se enfoca en evitar el consumo de productos que contengan este azúcar, particularmente los derivados lácteos, pero también alimentos para los que se utiliza la lactosa como aditivo alimentario, como el pan congelado, cereales, embutidos, aderezos industriales para ensaladas, preparados para tartas y galletas, entre otros. También hay que tener cuidado con los medicamentos,los cuales, alrededor del 20% usan lactosa como excipiente.

No obstante, la deficiencia de lactasa puede, de vez en cuando, compensarse tomando complementos alimenticios que contengan esta enzima. Consumidos justo antes de la comida, la enzima contenida en estos complementos alimenticios llega al intestino al mismo tiempo que los productos lácteos o los alimentos que contienen lactosa, permitiendo su asimilación.

Otra estrategia para tratar esta condición se orienta al consumo de productos sin lactosa o bajos en lactosa para sustituir a los lácteos convencionales.

 

3. Intolerancia a la lactosa y alergia a los lácteos

Aunque es fácil confundir la intolerancia a la lactosa con la alergia a la leche, se trata de dos condiciones diferentes y no relacionadas. Si bien ambas causan síntomas desagradables, en las personas con alergia a la leche, la proteína de la leche desencadena una respuesta inmunitaria y provoca síntomas de alergia como sarpullido, sibilancias, diarrea, náuseas y vómitos, por lo que no pueden consumir ningún producto lácteo.

Es por esto que si observas alguna reacción en respuesta al consumo de leche o sus derivados, debes consultar a tu médico para determinar si se trata de intolerancia a la lactosa o de una alergia a los lácteos.

 

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4. Tipos de intolerancia a la lactosa

Dependiendo de la causa que origina la falta de producción de la enzima lactasa, se distinguen tres tipos de intolerancia a la lactosa:

 

4.1 Intolerancia congénita a la lactosa

La intolerancia a la lactosa por deficiencia congénita de lactasa es una condición hereditaria. Por lo tanto, está presente desde el nacimiento e impide que el cuerpo produzca la lactasa que permitiría la asimilación de la lactosa.

 

4.2 Intolerancia primaria o racial a la lactosa

Este tipo de intolerancia a la lactosa se debe a las condiciones de vida y aparece en sociedades que, por regla general, no consumen productos lácteos, como regularmente se ve en comunidades asiáticas.

Si bien la producción de lactasa disminuye para la mayoría de las personas a medida que envejecen, esta disminución suele ser mayor para los bebés destetados en poblaciones donde los productos lácteos no forman parte de la dieta normal. Estas personas pueden perder hasta el 90% de su capacidad de producir lactasa en los primeros 4 años de vida.

 

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4.3 Intolerancia secundaria o adquirida a la lactosa

La intolerancia a la lactosa secundaria o adquirida también se debe a las condiciones de vida y se deriva de ciertos trastornos gastrointestinales que afectan la mucosa intestinal e impiden la producción de lactasa, incluyendo algunos tipos de cáncer, alergia al gluten y ciertas enfermedades digestivas como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn o la enfermedad celíaca.

En estos casos, la intolerancia a la lactosa y los síntomas que provoca tienen una duración correspondiente a la del trastorno o enfermedad que está incidiendo en la no producción de lactasa.

 

4.4 Intolerancia a la lactosa asociada a la edad

La intolerancia a la lactosa es consecuencia de un proceso perfectamente fisiológico que se produce de forma más o menos acusada en casi la mitad de los adultos; esta disminución progresiva de la actividad de la lactasa con la edad, responde a una adaptación del aparato digestivo a la diversificación alimentaria.

Esta caída en la actividad de la enzima intestinal conduce a la intolerancia a la lactosa, que generalmente no es muy grave: la mayoría de los adultos pueden consumir un tazón de leche sin mostrar los síntomas digestivos de este trastorno.

 

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5. Conclusión

Si te sienta mal tomar lácteos, es bastante probable que se deba a la producción insuficiente de la enzima lactasa, lo que genera intolerancia a la lactosa, una condición común a nivel global. Si bien no hay un tratamiento específico, puedes adoptar varias medidas para controlarla.

En caso que notes alguna reacción como consecuencia del consumo de leche o alguno de sus derivados, acude a tu médico de confianza quien te ayudará a determinar la causa y las estrategias que puedes implementar.

 

 

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